
Empezaré hablando del tal. Podemos compararlo con esa franja de color butano que llevan atrás los camiones largos para avisar de que hay que tener cuidado al adelantarlos. El tal sirve como advertencia para que no se tome muy en serio lo que voy a decir. Compararlo con la franja de los camiones es metafórico, luego es poético, por muy poco poéticos que sean los camiones.
La acumulación de tonterías de esta última frase tiene su mérito.
No la logra cualquiera tan concentrada. Los camiones ni son poéticos ni lo dejan de ser; las metáforas, tampoco. Lo poético muchas veces ni siquiera es poesía; otras, sí.
En una ocasión, el poeta lavianés Miguel Allende me confesó que «esto d'escribir poesía ye como cuchar a cestu, nun lo quier naide». La imagen del campesino con un cesto de estiércol al hombro tampoco parece muy poética, pero probablemente lo es.
Tengo la sospecha..., aunque no lo quiero decir en voz muy alta, no vaya a ser que me exceda, pero, sí, tengo la sospecha de que Allende, a pesar de cuchar a cestu, sí que es poeta. Se trata de un juicio provisional que vengo confirmando a través de ciertos indicios. Todavía falta la demostración definitiva. Uno de los indicios de que este hombre pudiera ser auténticamente poeta consiste precisamente en la elección de metáforas como esa de cuchar a cestu. Guapa, real, humilde, incluso poética. En su primer libro se propuso «contar toles histories de la xente, que pámique payasos son toos al fin y al cabu». Y si no las contó todas, contó muchas con extraña precisión lírica.
Otro indicio. Esas tareas sólo se las plantean los poetas, profetas y tal.
Pues bien, este señor, presunto poeta, Miguel Allende, va a presentar mañana, viernes, a las ocho, en el CIDAN de Pola de Laviana su nuevo libro de poemas, «Güelgues del gallón», que ganó en 2007 el prestigioso premio de poesía «Teodoro Cuesta».
«Güelgues de gallón» significa «huellas de urogallo», esa ave que se extingue en Asturias. Tener que traducirlo es signo de otra extinción, la de lengua asturiana, que los asturianos aceptamos con tanta inconsciencia.
En «Güelgues del gallón» me pereció encontrar nuevos indicios. Los he enviado al RIP (Research Institute of Poetry de Boston, especializado en analizar versos al microscopio, con el método del carbono 14 y otros procedimientos punteros). Mientras escribo este artículo todavía no me ha llegado la respuesta. Quizá la tenga el día de la presentación: curiosos, asistid.
Hay en el libro siete sonetos en asturiano. ¡Qué maravilla!
Nada menos que siete, con sus versos endecasílabos y su rima consonante. Hay también poemas en endecasílabos no rimados. Atención a estos versos: «Los tos deos fríos pinten un nome / xeláu nun ventanu de la memoria». Los subrayé en mi solicitud al RIP para que sean objeto de un estudio especialmente minucioso y tal. Yo diría que son poesía en estado puro.
La mejor definición de poesía que conozco es ésta: «Poesía es aquello que no se puede decir de otra manera». Este viernes en Laviana supongo que hablaremos de por qué en el mundo además de existir fontaneros, taxistas, agricultores o entrenadores también existen poetas, es decir, gente que tiene que expresar algo más y de otra manera. Y lo supongo porque a mí me tocará hablar de «Güelgues del gallón» y al autor le tocará explicar la siguiente frase de su puño y letra: «... cuando me metí en esta confusión, esta mentira que confunde poesía con escritura...». Sí, hablaremos de la mentira, de la poesía y de Miguel Allende.
Una vez más, la asociación Cauce del Nalón, que organiza el acto, reúne a quienes en nuestra comarca tienen algo que decir con quienes tienen algo que escuchar, aunque sean poetas y tal.
[Copyright La Nueva España, 15-1-09.]