El árbitro internacional afirmó en La Felguera que "educar a niños y jóvenes desde la base es la asignatura pendiente del deporte español".
Langreo, M. I.
Manuel Enrique Mejuto González demostró, en la Casa de Cultura de La Felguera, que aparte de ser uno de los mejores árbitros del fútbol español e internacional, es además un excelente comunicador y un gran psicólogo. El colegiado langreano no ejerció esta vez como tal, puesto que se dedicó a hablar sobre la educación en el deporte, un tema que, según manifestó «es para mi mucho más importante que dirigir el Barcelona-Madrid del fin de semana». Mejuto fue el protagonista del acto que organizó Cauce del Nalón, en colaboración con la Consejería de Cultura del Principado y el Ayuntamiento de Langreo.
Manuel Enrique Mejuto González demostró, en la Casa de Cultura de La Felguera, que aparte de ser uno de los mejores árbitros del fútbol español e internacional, es además un excelente comunicador y un gran psicólogo. El colegiado langreano no ejerció esta vez como tal, puesto que se dedicó a hablar sobre la educación en el deporte, un tema que, según manifestó «es para mi mucho más importante que dirigir el Barcelona-Madrid del fin de semana». Mejuto fue el protagonista del acto que organizó Cauce del Nalón, en colaboración con la Consejería de Cultura del Principado y el Ayuntamiento de Langreo.
Con Misael Fernández Porrón y José Ramón García Zabala como maestros de ceremonia, además del directivo de Cauce del Nalón, Pedro Gutiérrez, el árbitro langreano dejó patente, en el acto integrado en el Club LA NUEVA ESPAÑA en Las Cuencas, que «educar a los niños y jóvenes desde la base es la gran asignatura pendiente del deporte español y algo en lo que debemos mejorar mucho, y soy el primero que me incluyo».
Manuel Enrique Mejuto González, que una vez más puso de manifiesto el gran don de gentes que posee y su carácter afable y de persona cercana, alejada de cualquier tipo de divinidad por su condición de deportista de élite, señaló en referencia al título de la conferencia -«La necesidad de la educación deportiva»- que, «por encima de éxitos y trofeos, el valor de la educación es primordial para la formación integral de la persona. La práctica deportiva debe ser entendida como salud y convivencia. Ganar a cualquier precio no vale».
Ante un nutrido foro, el árbitro internacional langreano defendió los valores éticos y humanos que promulga la Asociación Amigos del Deporte. «Yo no entiendo, y siento vergüenza ajena, cómo en un partido de fútbol base, que yo lo he visto y oído, un entrenador le grita a un niño que le pegue una patada al contrario para que no marque gol», subrayó. El árbitro langreano también hizo hincapié en el negativo comportamiento de algunos padres en los campos de fútbol. «Sólo buscan proyectar en los hijos sus aspiraciones frustradas», comentó.
Como ejemplo puso un caso que le pasó dirigiendo un partido de fútbol base en La Moral. «Había un padre que estaba detrás de una portería llamándole de todo a su hijo porque le habían marcado un gol. El niño se puso tan nervioso que no hacía más que llorar, entonces yo llamé al delegado de campo y le dije que ese señor o se marchaba de ahí o suspendía el partido». Mejuto González, que abogó por fomentar valores como el compañerismo, la amistad, el respeto, la solidaridad y la tolerancia, señaló igualmente que «recuerdo cuando iba a pitar al campo del Sevilla y había un señor en la grada que con un megáfono en mano no hacía más que insultar al árbitro, así que un día me fui hacia el delegado y le dije que le quitara el megáfono, para ver si por lo menos se quedaba afónico».
El árbitro langreano, que dijo no entender el forofismo desmedido, aseguró que «sólo conduce a actitudes violentas y gestos antideportivos». También indicó que «a los futbolistas profesionales se les quitarían las ganas de tirarse en el área y simular penaltis si se les rascara el bolsillo como sucede en Inglaterra».
Volviendo al deporte de base, Mejuto González se preguntó: «¿Cómo es posible que se agreda a un árbitro de fútbol base? Me cae el alma a los pies cuando entrenadores y padres gritan desde la grada: "Písale la cabeza". Si sólo es un niño», añadió. Sobre la frase coreada en los campos de «esto es un atraco», Mejuto, señaló que «el árbitro no es ningún ladrón que va a robar un banco».
El árbitro langreano, que dijo no entender el forofismo desmedido, aseguró que «sólo conduce a actitudes violentas y gestos antideportivos». También indicó que «a los futbolistas profesionales se les quitarían las ganas de tirarse en el área y simular penaltis si se les rascara el bolsillo como sucede en Inglaterra».
Volviendo al deporte de base, Mejuto González se preguntó: «¿Cómo es posible que se agreda a un árbitro de fútbol base? Me cae el alma a los pies cuando entrenadores y padres gritan desde la grada: "Písale la cabeza". Si sólo es un niño», añadió. Sobre la frase coreada en los campos de «esto es un atraco», Mejuto, señaló que «el árbitro no es ningún ladrón que va a robar un banco».
[Foto de Fernando Rodríguez. En ella aparecen, de izquierda a derecha, Mejuto González y el director general de Deportes, Misael Fernández Porrón. Copyright diario La Nueva España, 25-11-09.]
