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jueves, 15 de octubre de 2009

Antonio Gamoneda: "La poesía entró en mi vida a la vez que aprendía a leer"

El escritor presentó en El Entrego su último libro, Un armario lleno de sombra, que calificó como "un reencuentro existencial con la infancia".

El Entrego, J. A. VEGA

Con un «trivial pero auténtico» buenas tardes se presentó el poeta Antonio Gamoneda en la Casa de Cultura de El Entrego, un saludo con el que deseaba una tarde feliz a los «paisaninos y paisanines» que llenaban la sala. Esa cercanía y complicidad con la que comenzó su intervención debe estar influida por su cuarta presencia en la comarca en los últimos años, invitado siempre por Cauce del Nalón, organizadora del acto en colaboración con el Club La Nueva España en las Cuencas. Gamoneda fue presentado por Tomás Fernández, presidente de Cauce, Gema Suárez, concejala de cultura del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio y el escritor Xulio Arbesú que introdujo la obra del poeta, que «nunca fue un señorito ni en la vida real ni en la poesía». Aprovechó la presentación para leer algunos poemas de Antonio Gamoneda justificando su pregunta inicial ¿para qué es necesario leer poesía?

Gamoneda, recién llegado de Alemania donde presentó su libro, comenzó tomando el guante de Arbesú y con su voz rotunda pero pausada, explicó a los asistentes que no es necesario un entendimiento discursivo de la poesía. «La poesía no tiene un discurso reflexivo, científico o filosófico, sino que tiene una carga imprevisible a la que hay que aproximarse con una voluntad especial» dijo el premio Cervantes, insistiendo en que el lector no debe entender más de lo que entiende con la lectura de un poema.

Un armario lleno de sombra no es un libro de poemas sino un autobiografía del autor entre los años 1936 y 1945, nueve años de su vida que «determinaron los setenta posteriores que me han hecho ser el que soy». Es un libro lleno de verdades del entorno, de lo ocurrido en León en esa época, pero sobre todo verdades íntimas del autor que «interesan más como reencuentro existencial conmigo mismo que como mero ejercicio literario». De esta manera Gamoneda describió las imágenes que recordaba de la llegada a León con su madre desde Asturias con apenas un libro como equipaje. Un libro de poemas que le sirvió para aprender a leer y escribir a la vez. Y como los niños no se extrañan de lo desconocido, «la poesía entró en mi vida a la vez que la lectura».

Y en el recuerdo de esos nueve años, «desdichada evidencia de lo que era la represión», apareció la relación con Oviedo y su traslado a León, su madre, los mineros asturianos que pasaron en camiones con intención de defender Valladolid y el Guadarrama y el «señor Naves» su único familiar en León y uno de los mayores represores de esos años, cuya frase favorita era «pena de muerte». Y aunque, sobre todos estos personajes aparece la marca de la Guerra Civil, Gamoneda tiene la capacidad de llegar a lo más remoto de la memoria.

Volviendo a la poesía, confesó que sigue disfrutando cuando, como Lorca, cree haber unido por primera vez dos palabras, consiguiendo la creación de algo no existente y la revelación de algo oculto. También afirmó que la poesía es irremediablemente subjetiva y terminó su intervención con la lectura del largo poema «Ha de llover» y otro auténtico buenas tardes lleno de luminosidad.

Fotografía: Fernando Rodríguez.
Copyright diario La Nueva España, 11-10-2009.