Nuestra asociación nació en el año 1996. Desde entonces está asiduamente presente en las actividades culturales de todos los concejos que conforman el valle del Nalón: Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Sobrescobio y Caso. Así, Ciencias, Literatura, Filosofía, Sociología, Política, Arte, Urbanismo y ordenación del territorio, Patrimonio arqueológico industrial y natural, Economía, Historia, Geografía, Sanidad, Teatro, Música, Gastronomía, y muchas otras materias, conforman año tras año nuestros programas culturales, con actividades abiertas no sólo a los socios, sino también al público en general.

viernes, 9 de octubre de 2009

Ciencias, letras y placer

Antonio Gamoneda en El Entrego, para quien sepa valorar.

JULIO ARBESÚ
ESCRITOR

Con el dinero que ciertos equipos de fútbol pagan por un solo jugador estrella se podrían pagar todos los concursos literarios de España de un año, incluyendo el «Planeta», y quedaría dinero de sobra para igualar los ingresos totales de los veinte literatos más prestigiosos del país durante ese año. Sin embargo, los alumnos de Bachillerato no están obligados a estudiar los logros de los futbolistas históricos, como Kubala, Amancio o Zubizarreta, y sí tienen que aprender algunos datos y conceptos en torno a la obra de Vicente Aleixandre, Miguel Delibes o Antonio Gamoneda.

Una cosa es la ruidosa catarata de las pasiones de las masas, cuyas aguas atruenan y forman una nube durante un momento para luego sumirse casi todas en la tierra, y otra cosa es el cauce de la cultura, del conocimiento, que fertiliza como el Nilo el valle de la civilización.

Se escucha a menudo que las carreras de letras van por el camino de la extinción, mientras que las de ciencias son el futuro. Me atrevo a ponerlo en duda. Más bien diría que la sociedad posindustrial de la información va a necesitar cada vez más especialistas en Humanidades, aunque probablemente con planteamientos distintos de los tradicionales. En realidad, la informática es, ante todo, una cuestión de lenguaje. Tiene que ver con lo que hablamos dos grandes sectores económicos ya poderosos en nuestro tiempo y llamados a crecer aún más, al menos mientras nuestra civilización avance en bienestar y no en autodestrucción. Me refiero al ocio y al turismo. Quizá nos hallemos todavía en la fase primitiva del turismo, caracterizada por demandar principalmente el conocimiento de los arquitectos capaces de diseñar hoteles y piscinas. Pero es inevitable la evolución del sector hacia una demanda de conocimiento más inclinada hacia el historiador capaz de elaborar un buen folleto sobre un objetivo de turismo histórico, como una catedral, un museo o el conjunto de una ciudad. Y quien dice un folleto dice la planificación de los actos de una conmemoración o de una fiesta en las que lo turístico y lo cultural se entremezclen.

Acaso simplifico mucho al decir que las carreras de ciencias sirven para la parte productiva de la vida y las de letras para la parte «disfrutativa». Sí, ya sé que es una simplificación enorme, casi tan grande como la de dividir las disciplinas en ciencias y letras, cuando son cuestiones interrelacionadas. Pero a veces la simplificación, entendida en su justo término, es conveniente para iluminar algunos conceptos. Y el concepto al que voy es el de la lectura por placer. Durante los años de nuestra infancia y juventud leemos básicamente por la necesidad del aprendizaje, y es un ejercicio productivo poco placentero, por regla general. Pero con el tiempo desembocamos en una edad en la que ya podemos leer por el placer de la lectura, un placer complejo que reúne diversas emociones: la curiosidad, la intriga, el sentido de la belleza, el gusto por el conocimiento.

No es común expresarlo así, pero en el fondo un gran poeta es un fabricante de placer, un bodeguero cuyas cubas dan un vino aromático capaz de embriagar al pensamiento.

Hasta aquí he querido llegar para escribir con el debido respeto el nombre de don Antonio Gamoneda, poeta que ha dicho lo siguiente:

«La experiencia de la emisión de la poesía intensifica mi vida y yo vivo esta intensificación como una forma de placer. Esta intensificación y este placer son independientes de la significación: la poesía fundamentada en el sufrimiento genera también placer».

La poesía de Gamoneda no es fácil, ni amena, ni risueña. El placer de su lectura, como el de su escritura, es de un carácter más hondo. Hace un momento, al enumerar emociones de lector, no añadí una difícil de definir como emoción: vida. La emoción de sentir el palpitar y el misterio de la vida. Fundamentalmente, de nuestra vida humana, nuestra corta, trémula, doliente, contradictoria y maravillosa vida.

He aquí la autoridad de la humilde poesía, más duradera que las botas de los futbolistas, más productiva que las industrias, más antigua que las matemáticas, más profunda que el psicoanálisis.

Antonio Gamoneda, poeta a veces difícil, a menudo obsesionado por la memoria, sombrío y luminoso, siempre sorprendente, es un poeta que escribe con placer y que con placer ha de ser escuchado y leído. Su último libro, «Un armario lleno de sombra», es un repaso por sus recuerdos de infancia, un testimonio poéticamente lúcido de nuestra historia oscura y un libro de claves para entender su poesía.

La asociación Cauce del Nalón, elemento fértil del río cultural que riega nuestra tierra, ha puesto lo necesario, en colaboración con el Ayuntamiento de San Martín y la Consejería de Cultura del Principado, para traer a don Antonio hoy, viernes, a las ocho de la tarde, a la Casa de la Cultura de El Entrego. Nos hablará de «Un armario lleno de sombra», de su vida y de su obra. Ya sabemos que hay mayores atracciones de masas, pero esta presencia es un privilegio.

[Copyright diario La Nueva España, 9-10-09.]