Nuestra asociación nació en el año 1996. Desde entonces está asiduamente presente en las actividades culturales de todos los concejos que conforman el valle del Nalón: Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Sobrescobio y Caso. Así, Ciencias, Literatura, Filosofía, Sociología, Política, Arte, Urbanismo y ordenación del territorio, Patrimonio arqueológico industrial y natural, Economía, Historia, Geografía, Sanidad, Teatro, Música, Gastronomía, y muchas otras materias, conforman año tras año nuestros programas culturales, con actividades abiertas no sólo a los socios, sino también al público en general.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Campo y ciudad: realidades complementarias

Jaime Izquierdo trata de dar respuesta a los problemas que plantea la gran ciudad, a la par que supone una recuperación del entorno rural.



TOMÁS FERNÁNDEZ ANTUÑA

Les invito a un ejercicio de imaginación. ¿Conocen el cuento de la Cenicienta, verdad? Relataba la historia de aquella mujer vestida de harapos y que era esclavizada por una madrastra y sus caprichosas hijas sin que nadie se percatase de su belleza, oculta tras una posición social que no le correspondía. Pero, finalmente, alguien supo ver en aquella mujer unos valores que resaltaban por encima de sus raídas vestimentas y le otorgó la oportunidad de, eso sí, por unas horas, lucir con todo el esplendor sus encantos. Lo del zapato, el príncipe y las perdices me lo ahorro.

Pues bien, siguiendo con el ejercicio imaginativo que les he propuesto, piensen en una aldea cualquiera; en un pueblo de una zona rural a la que seguramente han ido para pasar unas horas o un fin de semana. Acudimos a esos lugares en busca de algo que se nos niega en la urbe en la que vivimos. Respiramos, comemos y disfrutamos del paisaje y del paisanaje, para luego regresar a nuestros nidos de hormigón, olvidándonos del bucólico entorno hasta una mejor ocasión.

Si se detienen un poco a pensarlo, entre las zonas rurales y el cuento de la Cenicienta existe un cierto paralelismo, pues quienes de vez en cuando nos perdemos por el campo y por los núcleos de población que lo conforman somos capaces de apreciar y ensalzar el valor de lo rural para, tras nuestra partida, olvidarnos de que esos valores existen y permanecen más allá de lo que dura nuestra estancia.

Hasta aquí, el cuento. La realidad pasa por que nuestras zonas rurales han sufrido, y continúan sufriendo, un claro retroceso con respecto al desarrollo regional; un retroceso que en absoluto debe justificarse como el peaje necesario para que ese desarrollo se produzca. Y es que, socialmente, se ha instalado en nuestras cabezas un claro antagonismo entre la ciudad y el campo, entre la zona urbana y la zona rural, como si tal dicotomía fuera invencible. Y así, estamos convencidos de que una concepción no cabe en la otra; de que la ciudad es sinónimo de modernidad y progreso, mientras el campo es un vestigio del pasado, que está ahí para deleitarnos los fines de semana, pero anclado en una etapa agrícola y arcaica ya superada. Hasta tal punto se ha devaluado lo rural que la palabra aldeano ha alcanzado la categoría de insulto.

Por eso deslumbra la propuesta que Jaime Izquierdo Vallina nos plantea en su ensayo «Asturias, región agropolitana» (Editorial KRK), que será presentado hoy, a las ocho de la tarde, en la Casa de La Buelga de Ciaño, que, de nuevo, abre sus puertas a la asociación «Cauce del Nalón», en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas, esta vez para dar a conocer un estudio en el que se propone una especie de simbiosis estructural de campo y ciudad (agrópolis) dentro de la región, pues no puede olvidarse que son las regiones los territorios aptos e idóneos para albergar proyectos de esta índole.

Tal planteamiento constituye una forma alternativa de usar el territorio, ordenando el espacio urbano-rural de manera integral y apostando por una solución que me atrevería a calificar de vanguardista, aportando soluciones dignas de ser trabajadas.

La propuesta de Jaime Izquierdo trata de dar respuesta a los problemas que plantea la gran ciudad, a la par que supone una recuperación del entorno rural, en la que interaccionan la agricultura, el desarrollo rural y el medio ambiente. Constituye, pues, una salida alternativa frente al modelo de gran ciudad, (puesto con frecuencia en tela de juicio por el efecto nocivo que produce sobre la población y los daños ambientales que causa en su entorno), logrando armonizar las funciones de campo y ciudad, integrando elementos urbanos y rurales y unificando la población campesina y ciudadana.

Este ensayo constituye un meditado y sólido estudio sobre un tema en el que se conjugan disciplinas que van desde el urbanismo, la geografía, la etnología o la antropología, pasando por el terreno de lo sociológico, lo económico, lo administrativo y, cómo no, lo político, terreno éste en el que, finalmente, cabe residenciar la esperanza de que ideas como las defendidas por Jaime Izquierdo terminen por materializarse en un futuro.

[Copyright La Nueva España, 12 de diciembre de 2008.]